jueves, 11 de octubre de 2007

Volver la vida atras

Hasta que comprendí que el tiempo es fugitivo/ como fuga de instantes, como humo, / pasaron muchos años. Antes sólo existía la conmoción de lo vivido/las ansias migratorias del ver y conocer/ para más tarde invertir en palabras/las sensaciones jamás antes vertidas/ sobre el blanco papel enmudecido. Entonces hubo días de sextantes y brújulas/ para saber a qué rumbo o distancia encomendarme/ después de conocer sobre mi piel/ perfume y tacto/ de lo no presentido y muy pronto olvidado. Mas hubo también dolor,/ llamó a mi puerta un día, pasa -dijo mi voz_/ toma aliento un instante antes de que atravieses/ en mi pecho tu espada. Perpetúa mi imagen en la profundidad de tu retina/ y acepta como dádiva mi vida como ofrenda,/ si es que ya habré gozado la plenitud de mi niñez/ y el temblor de un instante de amor indescriptible. Lo demás, pelillos a la mar. No se pierde del todo/ la memoria que fuimos, que seremos./ Pero qué extraño haber cumplido años, o peor dejar ya de cumplirlos/ y que alguien, un día al transcurrir del tiempo,/ repare en el poema y en quien lo concibió/sin saber que, al leerlo, el ayer enmudece/ y ha de ser el olvido quien pronuncie mi nombre,/ quien de nuevo en sus brazos/ me regrese.


DEDICATORIA: Para quienes lean estos textos y entren en ellos con todo la intensidad
que han sido escritos.

sábado, 6 de octubre de 2007

El espejo de la noche

Tengo que hacerlo, tengo que reconocer que soy hija de la noche. Y que me miro en ella -tengo vocación interpretativa-cada día, como si fuese a ser, en cuanto llega, la última. A decir verdad he renunciado a tener compañía. La noche es para el sueño, dicen. Argumento que no comparto, claro. Cuanto escribo -que por mi profesión y vocación es mucho- nace de la noche. Cuanto leo viene de la noche. Cuanto amo lo miro en el espejo de la noche. No puedo negar que, para algunos, la noche puede ser también matriz de dolor, desazón y desesperanza. Sin embargo hay quien afirma que la noche, sólo ella, es verdadera; y que el hecho de que de ella se excluya la luz es porque no tolera el continuado embuste de la existencia. Sobre esa oscuridad, gracias a esa oscuridad, enciendo la pirotecnia de mi alfabeto para deciros a vosotros, los durmientes, que pienso y escribo hoy para vosotros. Que veo desde mi ático las luces apagadas en derredor. Pero he aprendido a leer en vuestros ojos cerrados. El mundo es hoy -otra noche más- un tic-tac de relojes en las sombras a los cuales doy cuerda por vosotros. Para que, al despertar, no halléis, en ese rayo de luz que viene de lo alto, la soledad del hombre, la oficina que hace nudo en la esperanza del hombre. Para que nadie oxide el aire al poner el priner pie en el asfalto. Y para que, en el ir y venir por el taller de las palabras, las "multitudes interiores" (1) cobren vida sobre el gris metalizado de las fábricas.




(1) Ramón Gómez de la Serna


Yo soy la oscuridad/ que seduce al lenguaje/
para saber que escondo/al otro lado de mi voz.

martes, 2 de octubre de 2007

El escepticismo como estilo de vida

El escepticismo más que una corriente determinada es una precavida visión que afecta a las totalidades del conocimiento. Su vértebra entiende por tal el conjunto de condiciones que han de concurrir, necesariamente, para poder afirmar que algo es verdadero o falso. Por supuesto que Platón y Aristóteles concibieron, equivocadamente, que el ser se identificaba con el pensar. Es decir, consideraban que el pensamiento podría por si mismo desentrañar la verdadera naturaleza de las cosas. O sea, acceder a la realidad, independientemente del sujeto pensante. Lo siento por ellos pero los escépticos no admitimos estos supuestos ni pre/textos. Sócrates si sabía lo que se decía cuando afirmó aquello de "sólo sé que no sé nada". Aunque bien mirado esta posición tampoco se mantiene demasiado bien porque si uno es escéptico respecto a todo, tendría que ser escéptico respecto a su propio escepticismo. En fin que los que practicamos el escepticismo -además de la poesia- como una fuente del vivir seguimos en la duda perpetua. Cómo considerar la teoría que, hace más de tres siglos, el filósofo y escéptico francés René Descartes, después una depuración del intelecto, concluyese diciendo que sólo sabía con seguridad una cosa: "sum ergo cogito": existo, por tanto, pienso.
Yo quisiera fundar una Asociación , mejor, un Colectivo de Escépticos. ¿Alguien se anima? Hace poco me he enterado que existe una Sociedad de Escépticos (Skeptics Society) en México DF. Para más señas tiene su sede en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM, Ciudad Universitaria de Coyoacán. Incluso editan un boletín informativo con el propósito de difundirlo sin fines de lucro. Eso sí, la organización adopta el punto de vista de Baruch Spinoza, el filósofo holandés del siglo XVII: "He hecho un esfuerzo incesante para no ridiculizar, no lamentarme, no escarnecer las acciones humanas, sino para entenderlas". En fin, lo que quiero decir es que el "escepticismo" sigue gozando de buena salud, como una especie de corriente filosófica propiamente dicha. Por lo que animo al personal a adoptar esta disyuntiva. Prometo, eso si, de ahora en adelante ser más breve y tanto o más escéptica. Pero con más poesía. Y para confirmarlo acabo hoy, acabaré siempre, con unos, pocos, versos. A saber: "Ya no somos los mismos/mira en el vuelo de un ave/lo libres que seremos".

Poetamaldita